lunes, agosto 31, 2009

Cuba (1959-80s). Terrorismo contra Cuba

Luego del triunfo de la revolución se recrudecerían las agresiones de Estados Unidos contra Cuba con el fin de restaurar su dominación.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos comenzó en abril de 1961 la ejecución del denominado Plan Pluto, destinado —en primer lugar— a crear una cabeza de playa en suelo cubano, luego de meses de preparación. El día 15 fueron bombardeados los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba. Dos días después, a las 2:30 de la madrugada del 17 de abril de 1961 se inició el desembarco de los mil 550 hombres entrenados para ocupar la zona de la Ciénaga de Zapata, en la costa sur de la actual Provincia de Matanzas.
El ejercito y el pueblo cubano pudo vencer al enemigo en solo 72 horas. Las bajas de los agresores fueron más de 200 muertos y mil 197 prisioneros. Además quedaron destruidos 12 aviones, dos buques de transporte y tres barcazas; otro buque y tres barcazas resultaron averiados. También les ocuparon técnica y armamento de diferente tipo. Luego de varias negociaciones los prisioneros mercenarios fueron canjeados por alimentos al gobierno de Estados Unidos.
Entre los combatientes de las fuerzas revolucionarias y la población civil hubo 176 muertos y más de 300 heridos, de los cuales 50 quedaron incapacitados de por vida. Esta fue la primera derrota militar del Imperialismo en América Latina.
En 1962 se tensaron mas las relaciones entre Cuba y Estado Unidos debido a la instalación de ojivas nucleares en puntos estratégicos de la geografía cubana, por parte de tropas soviéticas, en respuesta a la instalación de misiles norteamericanos en Turquía, Estados Unidos se opuso a esta instalación ya que ponía en peligro su territorio y su omnipotencia en el área de América latina. El hecho llevaría a la llamada crisis de los misiles de Cuba que puso al mundo al borde de una guerra nuclear y finalizaría con un dificultoso acuerdo entre Kennedy y Nikita Kruschev, por el cual Estados Unidos se comprometió a no invadir Cuba y retirar los misiles que tenía instalados en Turquía apuntando a la Unión Soviética, y ésta a retirar los misiles cubanos.
En los años 80, según mis padres hubo un auge económico, que posibilitó a muchos cubanos viajar a los países socialistas, hospedarse en hoteles, tener carro, vivir con un nivel de vida bastante bueno y con índices sociales a nivel de los países más desarrollados.
Por supuesto como en todos los países que entablaron relación con la URSS y fueron influenciados por ella se cometieron errores, al intentar utilizar fórmulas soviéticas a nuestros problemas, se ha hablado de eso y por eso se inicio un proceso de rectificación de errores a mediados de los 80. Aquí existieron sus “comunistas” mentes cerradas que dijeron que los Beatles, usar jeans o mascar chicle eran divisionismo ideológico, por lo cual se prohibieron varias cosas. Todo esto provocó al final de cuentas problemas, pues hubieron personas que se enemistaron con el sistema y que pudieron haber ayudado mucho, otros que obedecieron las leyes y repitieron consignas y al final no sirvieron cuando la situación se puso difícil en los 90s, pues en su mente no estaba pensar por si mismos. Existieron injusticias con los homosexuales, no solo es culpa de algunos “cerrados” en aquel tiempo en el sistema, sino también que la cultura cubana es muy machista, pero tenemos que aceptar que no se hizo casi nada por cambiarla, como sí fue en el caso de los derechos de la mujer. En estos momentos una organización (CENESEX) liderada por Mariela Castro, hija de Raúl Castro, que está llevando un proyecto para luchar por los derechos humanos de los homosexuales, transexuales, bisexuales, etc., con debates, charlas y películas, en el cual ya se dio un paso muy importante que fue incorporar al Código de Familia, la unión de personas del mismo sexo.
Ahora vamos a hablar de terrorismo contra Cuba:
Las modalidades de terrorismo empleadas contra Cuba han sido en lo fundamental las siguientes: sabotaje o destrucción de objetivos económicos y civiles dentro del país; ataques contra instalaciones costeras, naves mercantes y embarcaciones pesqueras; atentados contra instalaciones, medios y personal cubano en el exterior, incluidas sedes diplomáticas, oficinas de aviación y naves aéreas; intentos de asesinato a sus principales dirigentes; introducción de gérmenes y plagas contra la agricultura y la explotación pecuaria; e introducción de cepas de enfermedades contra las personas, entre otros.
Como resultado de al menos 681 acciones de terrorismo y agresiones contra el pueblo cubano que han sido probadas y documentadas, se ha producido la pérdida irreparable de la vida de 3 478 de sus hijos y otros 2 099 cubanos han recibido lesiones permanentes en su integridad física. Cabe destacar que estas acciones no han cesado a lo largo de los años: 68 tuvieron lugar en la década de 1990 y otras 39 en el curso de los últimos cinco años.
Las actividades terroristas se incrementaron significativamente y adquirieron la categoría de práctica sistemática de la política de hostilidad contra la Revolución Cubana a partir del año 1961, como consecuencia del Programa de Acción Encubierta contra el régimen de Castro, aprobado el 17 de marzo de 1960 por el entonces Presidente D. Eisenhower y que fuera proseguido por el Presidente J.F.Kennedy. En ese plan, entre otras cosas, se autorizaba la creación de una organización secreta de inteligencia y de acción dentro de Cuba y para ello se asignaban los fondos necesarios a la Agencia Central de Inteligencia.
En 1960 se realizaron numerosos actos de terrorismo contra instalaciones públicas como cines, teatros, escuelas y comercios, con el objetivo de sembrar el pánico y el terror entre la población. La más criminal y sangrienta de las acciones emprendidas durante ese año fue la voladura, el 4 de marzo de ese año, del vapor francés La Coubre, en el puerto de La Habana, en los momentos en que se descargaban las municiones compradas en Bélgica para el Ejército Rebelde. Este criminal atentado ocasionó 101 muertos, entre ellos varios franceses, más de 200 heridos y numerosos desaparecidos.
Otras acciones, no menos sangrientas, tuvieron lugar el propio año en zonas urbanas de la capital del país, entre las que podrían mencionarse:
-El lanzamiento el 21 de enero, de cuatro bombas de 100 libras sobre los conglomerados urbanos de Regla y Cojímar.
-El lanzamiento, el 11 de febrero, de fósforo vivo sobre el poblado de El Cano.
-El ametrallamiento, en octubre y diciembre, de los alrededores de Río Cristal, Rancho Boyeros y Arroyo Arenas.
Entre los ataques a objetivos económicos realizados en 1960, podría destacarse el ocurrido el 18 de febrero. Ese día, el avión que bombardeaba el Central España, fue destruido en el aire por una de sus propias bombas. Piloteaba la nave el norteamericano Robert Ellis Frost, acompañado por Onelio Santana Roque, ex miembro de los cuerpos represivos de la dictadura batistiana. La carta de vuelo registraba la salida del avión del aeropuerto de Tamiami, Florida. Por otros documentos hallados junto al cadáver del estadounidense, se descubrió que en tres ocasiones anteriores había participado en ataques aéreos contra Cuba y que iba a cobrar por el bombardeo de ese día 1 500 dólares.
Es significativo que la mayoría de los más connotados representantes del exilio anticubano participaron directamente y ejecutaron actos terroristas contra Cuba en la década del 60. Una información publicada en el periódico Revolución, del 30 de diciembre de 1960, dio cuenta de la ocupación de una fábrica de bombas y la detención de 17 terroristas que siguiendo instrucciones de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, se habían dedicado a poner petacas con explosivos plásticos en tiendas comerciales. Entre esos terroristas cubanos, aparecen dos personeros conocidos hoy como supuestos opositores políticos pacíficos. Ellos son nada menos que el periodista y publicista Carlos Alberto Montaner (cabecilla de la mafia anticubana en Madrid, quien no fue condenado entonces porque era menor de edad; se refugió en una Embajada latinoamericana para salir del país), y el Excelentísimo Embajador para los Derechos Humanos de EE.UU., Armando Valladares, falso escritor- paralítico a quien se vio por televisión levantarse de su silla de ruedas y correr 400 metros planos.
En 1961 se intensificaron los atentados terroristas, que incluyeron: la quema de cañaverales durante la zafra azucarera, el sabotaje a fábricas y los ataques contra fincas, actos que causaron la muerte a 281 ciudadanos, en su mayoría campesinos, mujeres y niños inocentes, así como milicianos y jóvenes voluntarios que participaban en la Campaña de Alfabetización iniciada el propio año.
Un hecho notorio en el período fue el sabotaje terrorista, el 13 de abril de 1961, de la mayor tienda por departamentos del país, El Encanto, ubicada en el mismo centro de la capital. Este atentado provocó la muerte de la trabajadora Fe del Valle, la destrucción total del inmueble y puso en peligro gran número de hogares cubanos.
El bandidismo
Otra forma de terrorismo empleada contra Cuba fue el bandidismo, bautizado así por el pueblo por las felonías y los asesinatos cometidos por las 299 bandas terroristas que, entre 1959 y 1965, actuaron a lo largo y ancho del territorio cubano, armadas, sostenidas y dirigidas por el Gobierno de Estados Unidos. El bandidismo tuvo su enclave principal en las montañas del Escambray, en el centro del país. Estas bandas dejaron más de 500 muertos, principalmente campesinos y obreros agrícolas inocentes, y un legado de dolor en nuestro pueblo.
Por esta época fueron asesinados varios adolescentes y niños con el objetivo de sembrar el terror y desalentar el apoyo a la Revolución entre los campesinos y obreros agrícolas. Tales fueron los casos de los crímenes cometidos contra la vida de varios niños en la localidad de Bolondrón: Yolanda y Fermín, de 11 y 13 años de edad, de Albinio Sánchez Rodríguez, de 10 años y de Reinaldo Núñez-Bueno, de 22 meses de edad.

Muchos documentos hoy desclasificados demuestran el vínculo histórico entre el Gobierno de Estados Unidos y las bandas que operaban dentro de nuestro país. En octubre de 1961, el inspector general de la CIA, Lyman Kirkpatrick, presentó un informe secreto que refería una acción encubierta, conocida como Operación Silencio, en la que por orden del gobierno norteamericano la CIA realizó 12 operaciones para el abastecimiento de armas, municiones y explosivos a las bandas armadas que operaban en nuestro país.
El secuestro de aeronaves fue otro tipo de acciones terroristas concebidas por la CIA en su programa para derrocar a la Revolución Cubana. Con estos hechos, la Agencia Central de Inteligencia del Gobierno de los Estados Unidos inauguró una nueva figura terrorista que no tenía precedentes hasta ese momento. Entre 1959 y el 2001 51 aviones cubanos fueron secuestrados. Casi sin excepción, todos fueron dirigidos hacia Estados Unidos y la inmensa mayoría de ellos nunca fueron devueltos. Pilotos, custodios y pasajeros, resultaron asesinados o heridos por los secuestradores. Varios aviones fueron destruidos o seriamente dañados en los intentos frustrados.
Organizaciones como Alpha 66 y CORU, asentadas en los estados de la Florida y Nueva Jersey, fueron responsables de gran parte de las acciones terroristas contra el pueblo cubano ocurridas en la década del 70 y los 80.
El 12 de octubre de 1971, se produjo un ataque artero contra el poblado de Boca de Samá, en la costa norte de la antigua provincia de Oriente. Esta cobarde acción contra un pequeño poblado cubano provocó dos víctimas mortales y heridas a otros vecinos del poblado, entre ellos dos niños.
El 6 de octubre de 1976, ocurrió el más monstruoso y repugnante acto terrorista cometido en ese período: el estallido en pleno vuelo de un avión de la aerolínea Cubana de Aviación con 73 personas a bordo, de ellas 57 cubanos, 11 jóvenes guyanenses (6 de ellos seleccionados para estudiar medicina en Cuba) y 5 ciudadanos de la RPD de Corea. Todos perecieron.
El atentado contra el avión civil cubano fue cometido por dos mercenarios de nacionalidad venezolana, contratados por dos de los más connotados terroristas de origen cubano: Orlando Bosch Ávila (autor de 321 acciones terroristas), quien, pese a la opinión contraria del Departamento de Justicia, recibió una autorización especial del Presidente Bush padre para residir en Estados unidos y vive en Miami desde 1990; y Luis Posada Carriles.
Las autoridades norteamericanas, lógicamente, comenzaron a reaccionar deteniendo a algunos terroristas o intentando desmantelar ciertos grupos que actuaban de forma independiente y por cuenta propia. Para evadir la acción de las autoridades, muchos grupos utilizaron como ardid la disolución pública, el cambio en sus nombres, la interrupción temporal de sus acciones e incluso, cambiaron la base de sus operaciones hacia otros estados de la Unión.
Sin embargo, aquellas bandas terroristas que respetaron las normas de conducta pública impuestas por las autoridades norteamericanas y mantuvieron su accionar terrorista exclusivamente contra el territorio cubano fueron toleradas.
Entre algunas de las acciones terroristas contra Cuba realizadas en el propio territorio de los Estados Unidos podrían mencionarse:
- El 5 de junio de 1976, la Misión de Cuba ante la ONU fue objeto de un atentado con explosivos, ocasionando importantes pérdidas.
- En 1977, se produce el asesinato de los emigrados cubanos Carlos Muñiz Varela y José Eulalio Negrín, por sus posiciones favorables al diálogo con Cuba.
- En marzo de 1980, se colocó una potente bomba en el auto del Representante Permanente de Cuba ante la ONU, en Nueva York, y el 11 de septiembre de ese mismo año, fue asesinado el diplomático Félix García, integrante de la misma Misión.
Bioterrorismo
Una de las modalidades más despiadadas de terrorismo utilizadas contra los cubanos ha sido el bioterrorismo. En 1971, agentes vinculados a grupos terroristas cubanoamericanos introdujeron en Cuba el virus de la fiebre porcina africana. Al desencadenarse un brote de la enfermedad, las autoridades sanitarias cubanas se vieron obligadas a ordenar el sacrificio de 500 mil cerdos, con el objetivo de evitar una epidemia de proporciones nacionales. Era la primera vez que la enfermedad se manifestaba en el hemisferio occidental.
En mayo de 1981, se comenzaron a reportar casos de enfermos infectados con el virus del Dengue-2, popularmente conocido como Dengue Hemorrágico, de una cepa del virus distanciada genéticamente de las que a la sazón estaban circulando en otros países del Caribe y que, en cambio, estaba relacionada con cepas de laboratorio desarrolladas únicamente en instalaciones norteamericanas. En pocas semanas, se desató la epidemia de una enfermedad que nunca había existido en el país, alcanzando la cifra sin precedente de 344,203 personas infectadas. Fallecieron 158 personas como consecuencia de la epidemia, de ellas 101 niños.
Las investigaciones y los minuciosos estudios llevados a cabo evidenciaron que la epidemia fue introducida deliberadamente en el territorio cubano por agentes terroristas al servicio del Gobierno de los Estados Unidos. Según declaraciones del experto norteamericano, coronel Phillip Russell, durante el XIV Congreso Internacional del Océano Pacífico, especialistas norteamericanos en guerra biológica habían sido los únicos en obtener una variedad del mosquito Aedes Aegypti sensiblemente asociada a la trasmisión del virus del Dengue-2.
En el juicio celebrado en 1984 en los Estados Unidos contra Eduardo Arocena, cabecilla de la organización terrorista Omega 7, este confesó haber introducido gérmenes en Cuba y reconoció que el virus del Dengue Hemorrágico fue introducido en la Isla por grupos radicados en los Estados Unidos.
Días antes de que comenzara a manifestarse la enfermedad en Cuba, el ejército norteamericano inmunizó al personal de la Base Naval de Guantánamo con una vacuna que incluía la protección contra el Dengue-2.
En poco más de cuatro meses, logramos derrotar una epidemia que muchos expertos pronosticaron que necesitaría años para ser erradicada. La afectación económica fue también considerable.
La Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), financista de campañas políticas de varios legisladores e incluso presidentes estadounidenses, asumió la organización y financiamiento de las acciones terroristas contra Cuba a partir de 1992. Al servicio, bajo las órdenes y con el dinero de la FNCA, fueron reclutados en países de Centroamérica varios terroristas, que colocaron bombas en instalaciones turísticas cubanas por el cobro de una recompensa. En 1997, hicieron estallar siete bombas en hoteles e instalaciones turísticas del país. En uno de esos atentados, falleció el joven turista italiano Fabio Di Celmo. El objetivo era claro: arruinar la industria turística cubana, la cual ya se perfilaba como principal rubro económico del país
Las acciones terroristas contra Cuba no han cesado. Baste señalar que entre el 6 de agosto del 2002 y el 10 de abril de 2003, ocurrieron otros 11 actos terroristas, en su mayoría secuestros de aeronaves y embarcaciones para dirigirlas a Estados Unidos. Todas estas acciones fueron violentas, utilizándose armas blancas, objetos punzantes e incluso armas de fuego para amenazar a la tripulación y los pasajeros.

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